Iago deja su huella con su ayuda en Bulgaria

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Por el resto el proyecto me gustó. Aunque no lo terminé aún, sé que lo que me queda son unas pocas actividades y las despedidas respectivas de los sitios. He disfrutado y he aprendido. Conocí a mucha gente y de todas las edades.

En los centros de menores (orfanatos) siempre hicimos actividades. Son dos centros, en ellos vimos cómo los niños reaccionaban a ciertos juegos para ver cómo estaban sus vínculos con los demás. A partir de ahí se podía planear mejor las siguientes actividades.

Si reforzar su confianza, si darles a ver la empatía con los demás, otras actividades para abrirse un poco a nosotros y no guardarse las cosas dentro. Actividades para expresarse mediante la pintura o la plastilina. Si hacía buen tiempo, fomentar el ejercicio físico y mezclarlo con actividades de acciones en grupo, para que vean que trabajando con compañeros pueden terminar el juego más fácilmente y más rápido. Las edades son entre 5 y 18 años (aproximadamente), a partir de los 18 tienen que abandonar el centro.

Cuanto más edad, sí que se ven más dispersos, pero ya empiezan a preguntarse ciertas cosas que nosotros (los voluntarios) les podemos responder. Si detectábamos que alguno quería dedicarse a alguna profesión en el futuro, intentábamos hablar con él y buscarle algún lugar en el que poder inscribirse y realizar ese cursillo.

También cierta ayuda con respecto a páginas web si detectamos alguna información en internet y que les puede servir de ayuda.Otro día en la semana era el día que nosotros llamamos ‘Unicef’. Ese día siempre era especial. Es el día en el que más madrugábamos y en el que teníamos que llegar al sitio sin saber si nos íbamos a encontrar a muchos o a pocos niños del gueto. Las actividades eran variadas, pero sobre todo centrados en el abecedario y los números. Leer y escribir es fundamental, sin esos conocimientos es imposible integrarte en una sociedad, y menos encontrar un futuro con un trabajo remunerado.

Es difícil ya que muchos no van a la escuela, y no lo consideran importante. Por eso hay intentar captar su atención y que no se distraigan o distraigan a los demás. De vez en cuando algún juego sencillo con letras o número ayuda a cambiar la rutina y que no se aburran. El proceso fue lento, pero con el tiempo he visto algunas mejorías.

Ellos empiezan casi desde cero a aprender las letras y los números, y a eso hay que sumarle que tienen su propio idioma, que aunque no es muy rico en vocabulario, lo utiizan siempre que no se les ve y ahí es cuando desconectan de la clase.  Pero eso sí, siempre después de cada día, jugamos con ellos. Fuera si hace buen tiempo, en el jardín, a la pelota, comba, o columpios variados. O dentro si hace mal tiempo en una sala de juegos. También a veces deciden usar dos ordenadores que hay en el centro para ir manejando el ratón y el teclado y ver cómo se mueve el mundo por internet. Eso me causa cierta alegría, cuando deciden cambiar la pelota por media hora en el ordenador.


Otros centros a los que vamos son 3, pero con ciertos parecidos entre ellos. Uno es enteramente habitado por mujeres, los otros dos son mixtos. En estos 3 centros la gente que está en ellos tienen alguna disminución física o psíquica. Por norma general son sitios tranquilos, y aunque haya momentos efusivos, siempre están dentro de un control y no hay problemas que llamen la atención a los trabajadores de los centros. Aquí vamos probando de todo, desde manualidades hasta juegos. Si una semana hacemos activiades con materiales (plastilina, papel,  algodón, cartones, pulseras,…) pues otra semana hacemos algún juego. En uno de los sitios un día lo dedicamos a musicoterapia, las  semanas impares de cada mes, y a ellos les encanta, escuchan canciones que conocen y otras que no, pero todas son divertidas y bailables.

A veces hasta alguna persona se atreve con el micrófono y canta una canción tradicional de folclore búlgaro.  De vez en cuando hacemos juegos de mesa, o incluso hasta los fabricamos allí, para que cuando jueguen a estas cosas, sientan que lo están haciendo con materiales creados por ellos previamente. Creo que eso le da un toque especial. En estos 3 sitios, como en los dos orfanatos anteriores, siempre que haga buen tiempo intentamos hacer las actividades fuera, para que el sol y las nubes cambien un poco su rutina.En todos los sitios a los que vamos, cada cierto tiempo  nos surge alguna actividad en la ciuad y que hay que aprovechar.

Desde algún teatro, museo, algún concierto en un parque, etc.. son cosas que hay que organizar con tiempo para que así los directores de cada centro nos permitan asistir a esos actos.Yo por mi caso he disfrutado mucho, he aprendido muchas cosas, conocí a voluntarios, conecté con gran parte de la gente con la que he trabajado, les he conocido lo que me han permitido y espero haber dejado alguna pequeña huella en cada uno de ellos. Y aunque ellos no se den cuenta de esto, por lo menos me conformo con que les valga para algo positivo en el futuro.

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