Mi experiencia ha sido realmente enriquecedora. He podido vivir en una ciudad preciosa y tranquila aprendiendo una gran cantidad de cosas en mi proyecto acerca de la acogida de solicitantes de asilo y refugiados, adquiriendo experiencia que me valdrá a día de mañana para poder dedicarme al ámbito de la protección internacional a la vez que he podido ayudar a una gran cantidad de personas en los trámites más importantes de su vida. 

Además, he podido conocer y compartir momentos con gente única. Por un lado he compartido mi vida durante 9 meses con el resto de voluntari@s que se encontraban en Matera y con quienes tan agusto me he sentido, con quienes hice viajes, fiestas, muchas cenas e incluso contribuí en otros proyectos solidarios; y por otro lado he podido contar en mi proyecto con una gran cantidad de profesionales en el ámbito de la acogida que me han enseñado tantas cosas, me han ayudado y me han dado su amabilidad y cariño pero sobre todo su paciencia a la hora de enseñarme todas las tareas propias de mi proyecto. 

Aún así, el recuerdo más preciado que guardo es con los beneficiarios del proyecto, gente de todas las partes del mundo que se han jugado la vida para llegar a Europa y que confiaron en mí para compartir sus historias y para estar presente en los momentos más importantes de su proceso de acogida, con quienes en muchos casos he tenido la suerte de entablar amistad y de aprender de ellos, de su forma de ver la vida y de su cultura. 

Les estaré siempre agradecido por haberme hecho sentir en casa.