Mi nombre es Alberto Guerra, tengo 27 años y soy de Gran Canaria. Desde octubre del 2021 a junio del 2022 participé en un proyecto de voluntariado en la ciudad de Lorient, Francia.
El proyecto: Durante estos nueve meses trabajé en un centro de información juvenil (Bureau d’information Jeunesse). Mi misión se centraba principalmente en el área internacional del centro. Algunas de las tareas que lleve a cabo son;
– Promover el CES y ayudar a los jóvenes locales que estaban dispuestos a participar en el programa.
– Participar en talleres de sensibilización sobre movilidad internacional para jóvenes con menos oportunidades.
– Organizar y animar talleres lingüísticos, en inglés y español.
– Participar en las diversas actividades de la organización (feria del empleo, semana del desarrollo sostenible)
– Crear y animar un taller sobre compromiso.
– Participar en un proyecto común con voluntarios CES.
– Producir recursos para el centro juvenil (flyers, carteles, folletos, cuestionarios, testimonios, videos)
Aparte de las tareas de mi proyecto, tuve la oportunidad de ir una vez por semana a dar clases de inglés a un instituto donde los otros voluntarios trabajaban. Puesto que mi intención es ser profesor de inglés, esta fue una gran oportunidad para tener un primer contacto con la profesión y adquirir algo de experiencia. La vida diaria: Durante mi estancia en Francia, vivía en un piso compartido con otras cuatro personas. Una de ellas era otra voluntaria alemana, los otros eran residentes franceses; los cuales fueron cambiando durante el año debido a problemas de convivencia entre ellos. Siendo sincero, el tema del alojamiento es uno de los puntos menos positivos de mi proyecto. Primero, porque los otros compañeros eran personas mayores que nosotros, con un modo de vida totalmente diferente al nuestro. En segundo lugar, mi apartamento estaba alejado del centro y por las noches apenas había medio de transporte para regresar a casa, lo cual siento que limitó bastante mi experiencia de alguna manera. Durante la semana, trabajaba de 9 a 17, lo cual me permitía tener bastante tiempo libre por las tardes para hacer ejercicio, pasear, ir a tomar algo con mis amigos o simplemente quedarme en casa y leer algún libro. Los fines de semana, intentaba aprovecharlos para descubrir la región de Bretaña o viajar a otras partes de Francia. Puedo decir que lo mejor de mi voluntariado fueron todos los viajes que hice por toda Francia, e incluso a otros países como Bélgica u Holanda. Hacer un voluntariado tiene sus altibajos, pero como todo en la vida. Personalmente, yo me quedo con que ha sido una experiencia enriquecedora de desarrollo personal y profesional, y continuo aprendizaje. Considero que el voluntariado es una gran oportunidad para aprender un idioma, conocer una cultura, viajar tanto como sea posible y conocer a mucha gente increíble de todas partes de Europa.