Coronavirus: Experiencia de un voluntariado en el Norte de Italia (Savona)

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Coronavirus: Experiencia de un voluntariado en el Norte de Italia (Savona)

Por David Leiro Magdalena    |   Artículo escrito el 06/03/2020

 

Experiencia Coronavirus Norte de Italia

Cuando saltó la alerta por el COVID-19 en Italia existía muy poca información sobre síntomas y sobre procedimientos, pues todavía se estaba comenzando a investigar de dónde provenían los contagios. Yo, que había viajado a España entre el 23 de enero y el 6 de febrero al comienzo tuve un poco de temor a estar contagiado, porque me había movido por el aeropouerto de Bérgamo y por Milano Centrale. Afortunadamente lo mío era un resfriado común que me había traído desde Galicia, pues la fiebre nunca hizo acto de presencia. Recuerdo que antes de volverme a Italia mi madre me preguntó si sería peligroso viajar en estas circunstancias, sin embargo, a comienzos de febrero la neumonía de Wuhan todavía sonaba como muy lejana, en la remota China. Le dije que estuviese tranquila, que no pasaría nada grave.

Después de una semana, todo el mundo hablaba del Coronavirus:

Al ver las noticias que llegaban de Italia, mis hermanos me preguntaban cómo se vivía la situación en Savona. Yo les decía que por el momento (en torno al 25 de febrero) en Liguria no se habían registrado casos y que la vida se desarrollaba con total normalidad. Solamente había que seguir las medidas de precaución e higiene que recomendaba el Ministerio de la Salud.

Después de una semana, todo el mundo hablaba del Coronavirus. Para abordar esta alerta sanitatia de una manera más eficiente, el Premier Conte intentaba coordinar los gobiernos regionales de todo el país con Roma, para seguir unas directrices comunes en la gestión de la crisis, que a finales de febrero ya se había extendido de norte a sur.

Mi familia seguía preocupada, y sobre todo mi madre, que veía cómo los estudiantes Erasmus españoles en Milán se volvían a sus casas por lo que pudiera pasar. A decir verdad yo la tranquilizaba diciendo que no era el mejor momento de pisar un aeropuerto, y mucho menos un aeropuerto lombardo. Así que no pensaba dejar Liguria ni el voluntariado. A pesar de que esta situación es nueva para todos, y no sabemos en que terminará todo, lo mejor que puedo hacer es permanecer aquí, y mantenerme cauteloso e informado.

La «zona roja», el Wuhan italiano:

Llegó el mes de marzo y el COVID-19 se fue instalando comodamente en Europa. Muchos países, especialmente de la órbita anglosajona empezaron a poner a Italia en el punto de mira, y a declarar al país transalpino como el epicentro del contagio en el viejo continente. Fue Italia como podría haber sido otro país de nuestro entorno. Todo el mundo contempló a través de sus pantallas cómo una parte del área periurbana de Milán se cerraba a cal y canto para impedir que la población saliese o entrase. Le llamaron la «zona roja», el Wuhan italiano. Pronto comenzaron a salir noticias de lombardos que viajaban a Liguria para descansar unos días, burlando el toque de queda y a los propios Carabinieri. Más tarde, en Alassio pusieron un hotel en cuarentena porque habían detectado casos positivos en un grupo de turistas lombardos, toda una sorpresa porque todas las miradas se habían dirigido hacia Santa Margherita Ligure y Portofino.

Savona se despierta cada día con normalidad:

Sin embargo, Savona se despierta cada día con normalidad, la gente sale a las calles y se divierte. El gobierno Conte ha decretado que se suspenden las clases y todas las actividades educativas o lúdicas donde haya glan aglomeración de gente hasta el día 15 de marzo. Llegado el día, ya se verá si será necesario prorrogar más la medida. Pese a todo, la vida sigue igual, o casi, los parque están rebosantes de niños que juegan con sus padres o sus abuelos, y el paseo marítimo se llena de «runners» que salen a hacer deporte con la luz del crepúsculo. La ciudad sigue latiendo al ritmo de la vida, las plazas siguen alegres, y los cafés llenos de charlas y de anécdotas.

Desde luego nuestro carácter latino, despreocupado pero vigilante, hace que vivamos estas crisis de otra manera. No podemos no salir a la calle, esa es la razón. Ah, se me olvidaba, nos costará estar separados a un metro de distancia, porque en Italia, así como en España, adoramos el contacto físico cercano. No sé cómo acabará todo esto, pero confío en que pronto todo volverá a la normalidad, y el COVID-19 sea una anécdota más de mi voluntariado en Liguria.

Experiencia coronavirus

 

 

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