Andrés en Letonia con actividades artísticas con el frío polar

Compartir:

Este escrito que aquí leen es el conglomerado de noticias de los tres primeros meses que ya han pasado de mi SVE de arte en la ciudad de Valmiera, en Letonia, trabajando para la organización “Haritas”. Debido al olvido de que tenía que escribir una noticia de forma mensual uno todas ellas en éste solo documento, esperando así saldar este deber.

Así pues comienzo a relatar de cada mes el aspecto más apreciable y el que mejor ha quedado en mi memoria (significando que es con la que mejor experiencia tuve, aunque pueda haber excepciones).

Noviembre, mes en el que llegué a Valmiera, fue el mes de la introducción, y como tal el hecho más destacado fue la preparación que cada voluntario recibe: el “on-arrival training”. Aquel fin de semana en una casa de invitados fue la experiencia más satisfactoria de las que por ahora he tenido en mi estancia: conocí gente en la misma situación que yo, se prepararon juegos, explicaron qué es el EVS, cosa bastante importante para saber tus deberes y derechos los cuales los tenía bastante diluidos; y también conocí más a mi mentora, aunque este hecho lo dejo en gustos más neutrales, no porque no me guste mi mentora, todo lo contrario, pero observó en mí cierto vacío en mi agenda de actividades en la organización y desde entonces me ha presionado en ello, presión que a sabiendas la esquivo.

Precisamente, ese “vacío” en la agenda no me parece tan vacío, realmente, en el mes de noviembre me dediqué a crear un blog al respecto de la orgnización, blog que durante éste mes empezaría a cargar, asistiendo a varias actividades en el centro cultural de la ciudad (conciertos, normalmente) e incluso haciendo algo de mi propia tinta como asistiendo al Día Nacional de Letonia (18 de noviembre) o escribiendo un artículo respecto a la simbología livona, principal tribu de la que desciende Letonia.

Diciembre se centró más en la asistencia a eventos a lo largo y ancho de la ciudad de Valmiera. Diciembre fue el mes de la Navidad…aunque en Letonia la Navidad dura cuando acaba el invierno (no así las vacaciones cuya duración es una semana más corta que en nuestra tierra); ésta particularidad se debe a que ellos más que la Navidad celebran la llegada del invierno, pero éstos son curiosidades que se salen al respecto. Bien, como iba diciendo, diciembre se cargó de eventos a los que tenía que asistir, inmortalizar con la cámara de fotos y escribir sobre ellos, no solo en el centro cultural (que es donde se haya “Haritas” y donde básicamente trabajo) sino en otros lugares como las iglesias o el centro juvenil. Dichos eventos celebraban la Navidad de una forma mucho, pero que mucho más musical y coral pues no paraban de ser eventos sobre coros cantando, uno detrás de otro (y no es exagerado decir que tuve que asistir a dos conciertos en un día y al siguiente a otro). Se me hizo particular el hecho de como a los habitantes de ésta zona les gusta tanto el canto, indudablemente, la expresión artística que más usan.

Por otro lado también comencé a hacer lo que se llamarían como “informes al acceso de la cultura en Vidzeme” (Vidzeme es la región en la que se haya Valmiera, así como Pamplona estaría en Navarra), estos informes se basaban sobre ir a diferentes edificios culturales de la ciudad (más tarde serán de la región) y hablar sobre cómo está la infraestructura y una opinión generalizada sobre el edificio y lo que muestra.

Con la llegada de enero supuso la llegada de nuevas ideas. Colaboré con el “Día del invierno”, evento que se realiza más allá de Letonia y que en cada sitio se hace de alguna forma. Bien, combatiendo los 10 grados bajo cero o 15 que habían, me tocó enseñar a los niños (pues éstos eventos iban dedicados a los niños) a pintar en la nieve, cosa que para mí fue un placer poder hacer, al fin y al cabo no se aleja a mí trayectoria artística, pero lo que más descubrí sinceramente fue lo bastardo que llega a ser el frío, congelando la pintura y los fuelles en 5 minutos y teniendo que recurrir constantemente al calor de una hoguera casi todo el rato.

Otro evento, en éste caso organizado por mí y aceptado por un comité local, fue el de enseñar dibujo de paisaje, teniendo yo el rol de profesor. Nuevamente hubo que combatir contra el frío siberiano (-20 grados y no exagero) y esto fue una lacra, pero dado que era sobre dibujar el hermoso paisaje nevado no había otra. Pero como digo, fue una lacra porque asistieron 5 personas, 3 de no ser porque dos de ellas eran otros voluntarios amigos míos; el frío no anima mucho a salir fuera, para ser honestos. Por otro lado yo tampoco estoy acostumbrado a dar clases de ningún tipo, para mí esa poca gente me fue bien pero realmente esa asistencia fue vista como un fracaso por el comité local que aceptó mi proyecto.

Hablando de derroteros similares, también enseñé español y cosas sobre España en el “gymnasium” de la ciudad (que es el instituto para alumnos aventajados) y di clase a…3 jóvenes; resulta que en enero los estudiantes tienen un montón de tareas extraescolares a la que atender. Nuevamente está bien el hecho de que al no haber sido profesor antes esto juegue a mi ventaja pero 3 personas son muy pocas se mire donde se mire. Aún así seguiré dando español pero cuando los alumnos estén ya de vuelta y tengan que asistir por obligación a las clases.

¿Y qué más decir? Otra cosa interesante (bastante interesantes) fue que junto con otros voluntarios fuimos al colegio de un pueblo vecino (Rujiena) a enseñar qué es el EVS y a hacer actividades con los estudiantes, algo que me gustó bastante por el hecho de estar con otros voluntarios.

 

Escrito por Andres Rodriguez Viguera, voluntario en Haritas (Letonia)

Compartir:
  • No hay comentarios todavía. ¡Escríbenos!
  • Add a comment
    ×